miércoles, enero 03, 2007

La principal fiesta cristiana

Daniel Iglesias Grèzes

En “El Observador” del sábado 30/12/2006, p. 20, se publicó un artículo titulado “Peregrinos de Alá”, firmado por la Prof. Susana Mangana, responsable de la Cátedra Permanente de Islam y Mundo Árabe de la Universidad Católica del Uruguay.

Me parece lamentable que este artículo tan bien informado acerca del islamismo incluya en dos oportunidades un mismo error garrafal acerca del cristianismo. En efecto, la Prof. Mangana escribe lo siguiente:
· “El mundo cristiano acaba de festejar su principal festividad religiosa, la Navidad”.
· “Mientras el mundo cristiano celebró en estos días su fiesta religiosa más importante, la Navidad, los musulmanes iniciaron la pereginación o hajj”.

Pues bien, como sabe cualquier persona con un conocimiento básico del cristianismo, la fiesta principal del año litúrgico cristiano no es la Navidad, sino la Pascua de Resurrección. Aunque éste es un hecho sobre el que no cabe la menor duda, citaremos algunos testimonios relevantes al respecto:
· “El centro del tiempo litúrgico es el domingo, fundamento y núcleo de todo el año litúrgico, que tiene su culminación en la Pascua anual, fiesta de las fiestas.” (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 241).
· “Cada semana, en el día que llamó ‘del Señor’, [la Iglesia] conmemora su resurrección, que una vez al año celebra también, junto con su santa pasión, en la máxima solemnidad de la Pascua.” (Concilio Vaticano II, constitución Sacrosanctum Concilium sobre la sagrada liturgia, n. 102).
· “Por ello, la Pascua no es simplemente una fiesta entre otras: es la “Fiesta de las fiestas”, “Solemnidad de las solemnidades”, como la eucaristía es el sacramento de los sacramentos (el gran sacramento). San Atanasio la llama “el gran domingo” (Ep. Fest. 329), así como la Semana Santa es llamada en Oriente “la gran Semana”.” (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1169).
· “El año litúrgico es el desarrollo de los diversos aspectos del único misterio pascual. Esto vale muy particularmente para el ciclo de las fiestas en torno al misterio de la encarnación (anunciación, Navidad, Epifanía) que conmemoran el comienzo de nuestra salvación y nos comunican las primicias del misterio de Pascua.” (Ídem, n. 1171).

A modo de conclusión, subrayo que un diálogo interreligioso fructuoso presupone un buen conocimiento de la propia tradición religiosa.

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